Según el SENAME y la ley 20.066 de violencia intrafamiliar en su artículo 5º, La Violencia intrafamiliar "será constitutivo
de violencia intrafamiliar todo maltrato que afecte la vida o la integridad
física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del
ofensor o una relación de convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad
o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral hasta el tercer grado
inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual conviviente".
Tanto el maltrato físico, mental como también descuido (indiferencia) o explotación por parte de los integrantes de la familia es considerado parte de este fenómeno.
Los problemas sociales son tales cuando la vida de las personas en una sociedad no puede desarrollarse adecuadamente debido a que no hay una distribución equitativa de los bienes que deberían estar disponibles para éstos, de manera que se producen desigualdades de status y disparidad participativa, según la autora Nancy Fraser, como también reconocimiento negativo o identidades reificadas, según el autor Honneth, en uno o todos los ámbitos de la vida de las personas.
Bajo esta definición, la violencia infantil en el marco del maltrato intrafamiliar, involucraría una situación de menosprecio, en donde la víctima es reconocida por su victimario de forma negativa es decir y donde su status es subordinado.
Todos hablamos y estamos de acuerdo que la violencia infantil es mala, que debemos defender los derechos de los niños y que no debemos permitir el acto de esta. Sin embargo a pesar de lo que muchos creemos a pesar de defender la no violencia hacia los niños, en ocaciones se comete violencia dentro del seno del hogar, justificándola con actos que realizan los niños.
No solo la violación es una forma de violencia, también se puede dañar física y psicologicamente, con tan solo una cachetada, un grito o palabras con descalificaciones, las cuales en general por la sociedad no se considera violencia como tal.